Alias 'el Iguano' será el tercer condenado en Justicia y Paz

El paramilitar es recordado por haber desaparecido a sus víctimas en hornos.

Jorge Iván Laverde, 'el Iguano', un sanguinario paramilitar que confesó haber asesinado él mismo a más de 100 personas y haber ordenado otras 4 mil muertes, se convertirá este jueves en el tercer ex Auc condenado por Justicia y Paz.

El 'Iguano' fue de los 'pioneros' en usar hornos al estilo nazi para desaparecer a sus víctimas y fue desde finales de la década pasada todo un poder político en Cúcuta y Norte de Santander, donde estuvo al frente de los 'paras' que envió desde Córdoba Salvatore Mancuso.

El jefe del llamado frente Fronteras del bloque Catatumbo será sentenciado en el Tribunal Superior de Bogotá a una pena no superior a los 8 años de cárcel. En su condena aparecen 28 masacres y los homicidios de los fiscales Carlos Arturo Pinto y María del Rosario Silva Ruiz; el del candidato a la Gobernación de Norte de Santander Tirso Vélez y el del asesor de la Alcaldía de Cúcuta Alfredo Enrique Flórez.

Y en menos de 15 días, el fiscal de Justicia y Paz Leonardo Cabana les imputará al 'Iguano' y a Mancuso otros 503 delitos, entre los que están la desaparición de 61 personas en Norte de Santander; una veintena de las cuales fueron incineradas en hornos similares a los que se usaba en la zona para secar tabaco.

'Narcos', tras llegada de 'paras'

Según la confesión del 'Iguano', en una finca, 'La 54', el propio Carlos Castaño, máximo jefe de las Auc, y un grupo de narcos locales conocidos como 'los Pepes' acordaron la llegada de los 'paras' a esa región del país. Según la Unidad de Justicia y Paz, una lista de 250 víctimas, todas finalmente asesinadas, dio inicio a la toma 'para' de Cúcuta.

Con escaso sexto de bachillerato, el 'Iguano' fue el elegido para comandar un grupo de 350 hombres que se ubicaron en la capital nortesantandereana y sus alrededores. Tenía la misión de asesinar a todos los desplazados que llegaran de La Gabarra y Tibú (masacres que dejaron cientos de muertos). "Si se iban era porque debían algo", dijo el ex Auc sobre las razones por las que volvían a golpear a esas víctimas.

A diferencia de otros grupos paramilitares, los del 'Iguano' patrullaron, extorsionaron, torturaron y masacraron en las mismas calles de Cúcuta y lo hicieron muchas veces con el aval de las autoridades. Incluso, el jefe paramilitar vivió justo al lado de la Regional de Inteligencia del grupo Maza, del Ejército, unidad que tiene a varios de sus miembros investigados porque supuestamente proveían de armas a las Auc.

Dos sitios, 'la cancha del Chulo' y el 'callejón de Sevilla' (también llamado 'el hueco') se convirtieron en sinónimo de muerte en la ciudad. El grupo del 'Iguano' desapareció a por lo menos 350 personas, pero sus muertos visibles eran arrojados en esos lugares durante la noche , para que los recogieran al día siguiente.

"Una señora que tenía una droguería vio como asesinaban a su vecino. Ella informó a la Policía y la Policía a los paramilitares. A ella la mataron. Como esta mujer hay al menos 30 personas que murieron solo por denunciar", aseguró el fiscal Cabana.

La Fiscalía también documentó la cinematográfica fuga del 'Iguano' de la cárcel La Modelo de Cúcuta el 19 de noviembre del 2000. Según la versión del 'Iguano', las Auc estallaron cinco petardos en diferentes puntos de Cúcuta para distraer la atención de las autoridades.

Ese día, el 'Iguano' fue trasladado a un hospital por un aparente problema de salud. "Un grupo de hombres pertenecientes a la organización ilegal armada ingresan de manera violenta al centro asistencial y proceden, junto con su comandante, a huir del lugar con rumbo desconocido", dice la Fiscalía.

Tras la fuga, el ex jefe paramilitar llegó a Puerto Santander, en donde construyó su casa en la finca Las Palmas. Allí mandó a sacar una fosa con casi 30 restos y los hizo incinerar en lo que se convirtió su horno personal.

Por esta práctica "era temido y temible", dice el fiscal que lo llevó a la primera condena.