Once Cúcuta
EL CAMPANAZO EN LA COPA
¿Once Cúcuta...?
Jorge Barraza. Columnista de EL TIEMPO.
¿Que equipo ha mostrado un rendimiento tal que lo torne imbatible? ¿Santos...? En los números, es verdad, se lo ve fantástico: invicto, 9 victorias, 2 empates, 23 goles marcados y 5 recibidos. Sin embargo, aún le dura el susto de octavos de final. El Caracas terminó cascoteándolo en su propia casa y estuvo a un gol de eliminarlo. Se hubiese marchado invicto y con un récord muy bonito, pero inútil.
¿Once Cúcuta...?
Jorge Barraza. Columnista de EL TIEMPO.
¿Cúcuta campeón de América...? La pregunta parece improcedente, para muchos atrevida, incluso descabellada. Enseguida nos respondemos: ¿por qué no? También podía sonar alocado en el 2004 el interrogante de si el Caldas podía conquistar la Libertadores. Y lo hizo, superando vallas más altas que las que se avizoran en el camino rojinegro.
¿Que equipo ha mostrado un rendimiento tal que lo torne imbatible? ¿Santos...? En los números, es verdad, se lo ve fantástico: invicto, 9 victorias, 2 empates, 23 goles marcados y 5 recibidos. Sin embargo, aún le dura el susto de octavos de final. El Caracas terminó cascoteándolo en su propia casa y estuvo a un gol de eliminarlo. Se hubiese marchado invicto y con un récord muy bonito, pero inútil.
En estas instancias de Copa Libertadores, todo lo anterior es anecdótico. La recta final presenta partidos de 180 minutos. Y la paridad actual del fútbol hace que cada rival sea una aventura diferente, difícil e impredecible. Dos empates pueden sacar de carrera al más favorito.
¿América de México? Priorizó el torneo mexicano y alineó los suplentes el miércoles último frente al club de Pelé. ¿Boca? Se debate en su irregularidad. Es más vistoso, aunque menos macizo que aquel del 2004 con el cual debió lidiar el Caldas. ¿Libertad? Parejo y luchador, guerrero, genuinamente paraguayo, mas no invencible.
¿Que es este Cúcuta que amenaza, aun tímidamente, con dar el campanazo? Hay una noticia mala y varias buenas. Primero la mala: un equipo que sale jugando a diez kilómetros por hora, cruza a diez la mediacancha y sigue a diez en campo rival. Ergo: no tiene cambio de ritmo. Sin aceleración no hay sorpresa, y sin sorpresa es nulo el desequilibrio.
Manuel Pellegrini, excelente entrenador chileno, hoy en el Villarreal español, tenía una definición brillante: "El delantero nunca puede ser más lento que el zaguero, porque si no jamás lo desnivela. Si no está una centésima por delante, ¿cómo desequilibra?". Lo mismo vale para el conjunto: si le damos al rival la posibilidad de estar siempre detrás de la línea de la pelota, ¿cómo lo superamos?
Las buenas: 1) El Cúcuta profesa un culto, el del cuidado del balón, sacro elemento de este juego. No existe fórmula más efectiva de cuidar el arco propio que teniendo el esférico. "Si yo tengo la pelota no me pueden hacer gol", decía Helenio Herrera. Eso hace el equipo de Jorge Luis Bernal (¿hay que llamarse Jorge Luis para dirigir en este club?).
2) Su personalidad. Quedó demostrada a los cinco minutos de juego cuando Pallas le entró fuerte a Del Castillo y el moreno (un clon de Freddy Rincón) se le fue encima echando fuego, hasta le tocó la cara con una minicachetada. Fue un reflejo de lo que es todo el grupo.
3) Su paciencia. Es un derivado de la personalidad. Revela, además, un costado inteligente. Supo esperar y buscar con orden cuando el gol no aparecía.
4) Viveza. Cúcuta es humilde, no inocente. Es el equipo con más amonestados del torneo: 34 en 9 partidos. Sin embargo, no lamentó ningún expulsado. Sabe jugar al filo del reglamento.
5) Del Castillo, Blas Pérez, Macnelly Torres, Walter Moreno, Robinson Zapata, Juan Manuel Martínez... Ya contamos seis individualidades. Hoy, con seis figuritas y un sistema se da batalla.
Cinco finales le quedan al Cúcuta. La primera de ellas será una prueba de carácter más que de juego: Nacional en Montevideo. Deberá intentar manejar el balón y controlar a Jorge Martínez, fuente de inspiración tricolor; entonces tendrá buenas perspectivas de futuro. Si elude ese primer obstáculo, la ilusión lo fortalecerá, pero el técnico y los jugadores deberán decidir: la Copa o el campeonato. Nadie puede soportar el desgaste de dos frentes de combate. Nada asegura que ganará este o aquel título. Pero esta ocasión se da una sola vez en la vida de un cuadro chico. Debería poner todas las fichas en la Copa. Es la cima del Himalaya futbolístico sudamericano. Y estamos convencidos: puede escalarla.
19/05/2007
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