jueves, 5 de noviembre de 2009

La mala hora de Cúcuta



Altos precios de la gasolina, reducción en las ventas, poco intercambio de divisas y una drástica caída en la ocupación hotelera son algunas de las consecuencias que está viviendo la economía de Cúcuta, tras la decisión del gobierno de Venezuela de restringir la circulación por los pasos fronterizos que unen a Norte de Santander con Táchira.

Es que a pesar de que desde Caracas funcionarios del gobierno venezolano y hasta el propio presidente Hugo Chávez han declarado que su país ha mantenido abierto el paso, la realidad es que el pasado martes la Guardia Nacional mantuvo cerrados los puentes Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander, y ayer la circulación se mantenía restringida.

A raíz de esta situación, en dos días la compraventa de divisas bajó en 80%, la ocupación hotelera pasó del 70 al 45% y la pimpina de gasolina de $20 mil a $35 mil.

“La verdad es que a pesar de que en Venezuela dicen que la frontera está abierta, en la práctica el paso está restringido. Nos preocupa mucho esta situación, estamos hablando de que es la frontera urbana más grande de Colombia, que un poco más del 96% de las exportaciones de nuestros empresarios van a Venezuela”, explicó Gladys Navarro, presidenta de Fenalco Norte de Santander.

Para la dirigente gremial existen fuerzas oscuras interesadas en desestabilizar la frontera y que en realidad los afectados son los pueblos. Al caso de Cúcuta se suman las consecuencias al otro lado de la frontera, pues según José Rozo, presidente de Fedecámaras de Táchira, tras el estallido de la más reciente crisis binacional el pasado 25 de julio, en su país se han perdido 5.000 puestos de trabajo, de los cuales 2.500 corresponden a transportadores que se quedaron sin carga.

Sandra Reyes Prada, presidenta de Cotelco Norte de Santander, explicó que mientras en 2007 la ocupación para esta fecha era del 70%, en 2008 fue del 100%, y en este mes “puede bordear el 30% de continuar la situación como va”.

Finalmente, Carlos Eduardo Luna, presidente de Asocambios de Cúcuta, solicitó la intervención de un tercer país o de un organismo multilateral “para que medie en la crisis política que deja como perdedores a las personas del común”.

El Gobierno colombiano se pronunció el miércoles sobre la crisis y, en respuesta a la advertencia de su homólogo venezolano, quien dijo que cerrará la frontera si la situación sigue complicándose, el presidente Uribe envió un mensaje conciliatorio al señalar que “en lugar de construir un muro de Berlín, ofrecemos cooperación judicial” para esclarecer el crimen de los nueve colombianos.


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