Florece un negocio
Carlos Andrés Niño y Diego Fernando Vergara con las placas de reconocimiento que los acreditan como los creadores del mejor plan de negocios de todo el mundo.Herminso Ruiz - El Espectador
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En un lote no mayor a una fanegada de tierra, estratégicamente ubicado a orillas del embalse de Tominé, dos jóvenes ingenieros agroindustriales sembraron las raíces de una promisoria empresa natural que, basada en el negocio de la producción de hongos comestibles, incursionó en el cultivo de orellanas orgánicas a partir del buchón de agua.
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El plan de negocios del innovador proceso fue escogido por el Ministerio de Industria y Comercio para representar a Colombia en el evento para jóvenes emprendedores organizado por la Cámara Junior Internacional, que este año tuvo como sede Antalya (Turquía).
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Allí, a orillas del Mediterráneo, Diego Fernando Vergara y Carlos Andrés Niño se quedaron con la distinción al mejor plan de negocios de todo el mundo (World Best Bussines Plan), un galardón por el que participaron más de 480 empresarios de los cinco continentes.Su empresa, Fungland Ltda, busca desarrollar un nuevo modelo de producción y suministro de alimentos para restaurantes gourmet y hoteles cinco estrellas.
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Diego y Carlos aseguran que de un kilogramo de buchón pueden extraer el 10% de hongos comestibles, cada uno de ellos con un 30% más de calorías que la carne bovina y a un precio más bajo que los champiñones, el hongo más comercial en todo el mundo y el más usado en la cocina internacional.
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Su plan también contempla el montaje de un proceso más afinado que les permita, al cabo de un año, empezar a vender su producto empaquetado en almacenes de cadena.
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Pero la estrategia socio-ambiental del plan fue una de las más atractivas para el jurado: “Para el cultivo y la obtención de las orellanas, si lo comparamos con el espacio que requiere una vaca para su engorde, sólo necesitamos un metro cuadrado para lograr cuatro kilos de hongos, siendo, de esta forma, cuatro mil veces más eficientes que lo que se logra al engordar un animal para obtener esos mismos cuatro kilos de carne”, relatan Diego y Carlos.
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Asimismo, sostienen que la inversión para el cultivo de orellana es mínima y recuerdan que, mientras el contenido proteínico de la carne es del 20%, el de las orellanas llega a 30%, aspecto que resultaría muy efectivo para los gobiernos en la cruzada por combatir la desnutrición infantil. Un enfoque que a manera de política de Estado, dicen los empresarios, podría convertirse en una solución alimenticia y que contrasta con los bajos volúmenes de impacto ambiental, pues las extensiones de tierra necesarias para su cultivo no llegarían al 10% de las necesarias en el pastaje de ganado.
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Jóvenes talentos
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“Innovadores” fue uno de los apelativos que usó el jurado calificador en Turquía cuando los dos ingenieros expusieron su plan de negocios junto a los otros tres finalistas (Argentina, Filipinas y Antillas Holandesas). Allí, la historia de Fungland Ltda, la empresa de estos dos ingenieros agroindustriales, tras un pomposo reconocimiento, recibió el premio más importante de todo el evento y se hizo merecedora a un cheque de US$5.000.
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Sin embargo, para llegar a ese escenario, Diego y Carlos primero tuvieron que pasar por varios concursos. “Empezamos presentándonos a la tercera convocatoria del fondo Emprender del Sena. Como egresados de la Universidad de la Sabana, nos avalaron en la unidad de emprendimiento. En esa ocasión ganamos el capital semilla del fondo, que fueron 80 millones de pesos. Entonces decidimos presentarnos al Ministerio, pero debíamos pertenecer a la Cátedra Ceinfi, que es un programa de capacitación para planes de negocio dirigido por el Ministerio y las universidades”, apunta Diego.
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Por lo pronto, en su planta de producción de Guatavita, y gracias a un convenio con la Empresa de Energía de Bogotá, que les entrega el buchón; con estructura montada y el mejor plan de negocios del mundo, están en busca de un socio capitalista que les permita ampliar su negocio, el mismo con el que hoy producen orellana a $10.000 en promedio por kilo y que, de antemano, alistan para iniciar una producción en serie.
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Por lo pronto, su mayor objetivo está en mantener vigente una compañía y averiguar “si nuestro proceso y el producto pueden tener un impacto positivo en el mercado internacional, simplemente porque estábamos buscando no sólo beneficios financieros personales, sino también una forma de resolver los problemas sociales y ambientales que tiene Colombia”, concluyen los dos empresarios.
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Buchón y más buchón
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En el país, el buchón es más popular de lo que parece. Siendo una especie vegetal que crece en los cuerpos de agua y que tiene mucho contenido de fibra, es usado en represas como la del Muña y embalses como el de Tominé para descontaminar.
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Considerado por muchos como maleza, en el proceso de Fungland el buchón tiene propiedades favorables por sus altos contenidos de celulosa y fibra.Según Carlos Andrés Niño, “el buchón es algo que nadie quiere, pero sí nos sirve a nosotros porque es una especie que se reproduce rápidamente.
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Entonces unimos tres reinos: uno es el vegetal, que es donde están los buchones. Luego, con el reino de los hongos producimos alimentos que finalmente consumirá el reino animal, que somos nosotros. Esa es la mejor parte del negocio y lo que más llama la atención”.
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