El cemento de contrabando en la frontera

El producto ingresa ilegalmente al país por Norte de Santander y Arauca.

La denuncia la hicieron el pasado jueves las empresas distribuidoras de cemento en Cúcuta, que han visto cómo el producto de procedencia venezolana llega a la región sin ningún control y, de inmediato, se comercializa de manera clandestina en las diferentes obras, depósitos y ferreterías de esta ciudad y la capital araucana.

De acuerdo con los registros de Cemex Colombia, los despachos de cemento empacado para esta zona han caído en más del 20 por ciento en el último mes, y se calculan que, como mínimo, deben estar ingresando ilegalmente al país por esta frontera unas 6.000 toneladas métricas mensuales, de las cuales 5.000 van para Cúcuta (117.647 sacos) y 1.000 para Arauca (23.529 sacos).

"En términos de ventas esto puede significar el dejar de percibir unos 2.000 millones de pesos mensuales, que son además unos 300 millones de IVA y otros tantos de Industria y Comercio", explicó Guillermo Antonio Hernández, director de la planta de Cemex en Cúcuta.

Según las autoridades, las ganancias que se obtienen con este producto son grandes, pues mientras las empresas colombianas venden el bulto de cemento de 42,5 kilogramos en 16.500 pesos al público, en Venezuela lo compran a 18.000 bolívares (3.960 pesos), al cambio actual de 22 centavos de peso por bolívar. La venta en Colombia la realizan los contrabandistas, máximo, a 10.000 pesos el bulto.

"Las modalidades utilizadas por los contrabandistas continúan siendo las mismas y van desde motos, vehículos particulares, camionetas, camiones y hasta tracto mulas, que ingresan por los puentes internacionales y por las diferentes trochas existentes entre las poblaciones fronterizas", asegura la Policía Aduanera.

Para el caso de Arauca, casi la totalidad del cemento ingresa en canoas que atraviesan la línea limítrofe a través del río Arauca.

Con ello, el cemento tomó un lugar importante en la lista de productos de contrabando que ingresan por la frontera colombo-venezolana, donde los combustibles y los víveres dejaron de ser exclusivos.