Víctimas de alud en alejada vereda de Sardinata eran una familia de desplazados

Los Sanguino Bautista se fueron para Hacarí en 2004 huyendo de los paramilitares. A los pocos días, regresaron después de soportar incomodidades y aguantar hambre. Esta vez no alcanzaron a escapar.

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Sandra Milena Bautista, sobrina de Álix María Bautista, cabeza de hogar de la numerosa familia campesina muerta la noche del lunes, recordó ayer esa historia.

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"Nosotros, al igual que ellos, salimos de allá desplazados por las autodefensas. Unos nos fuimos para Hacarí, donde nos dieron algo de ayuda y a lo último se olvidaron de nosotros. Como no encontramos dónde meternos nos tocó volver", relata Sandra, que se radicó en Ocaña.

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Es la peor tragedia natural ocurrida en los últimos años en la provincia. Ayer, daba gracias a Dios por no haber estado con todos los de su casa.

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Fueron diez los muertos en la vereda la Cristalina Macondo, a más de ocho horas de la cabecera de Sardinata (Norte de Santander): en la casa no solo estaban los padres y los hijos, sino que vivían nueras, yernos, sobrinos y nietos de la familia.

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Con pronóstico reservado

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La tragedia no permitió conocer los últimos instantes de los Sanguino Bautista, y el único sobreviviente, Énder José Botello, de 22 años, sufrió trauma craneoencefálico. Él fue evacuado en helicóptero de la zona en la mañana de ayer y al mediodía ingresó a Cuidados Intensivos del Hospital Universitario Erasmo Meoz, de Cúcuta, donde el pronóstico médico es reservado.

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"Lo hemos mantenido estable con antibióticos y antiinflamatorios, y está consciente. Fue herido por una teja o algo parecido. Por fortuna lograron sacarlo antes de que se asfixiara", precisó el médico Jorge Rendón.

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Quizá lo difícil de las tareas de rescate de las víctimas fue llegar hasta el sitio de la tragedia, pues la comisión de socorro solo pudo llegar el martes a las 2 de la tarde. El coronel Fernando Sandoval, director de la Defensa Civil de Norte de Santander, dijo que el rescate de los cuerpos fue rápido, pues, contrario a lo que se esperaba, no estaban muy enterrados.

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"Todos se encontraban en una sola casa: era bastante grande y el deslizamiento estaba encima de ellos. No habían más viviendas afectadas. Nos tocó abrir con picas y palas para poderlos evacuar.

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Por fortuna, los campesinos estuvieron ahí y nos colaboraron", contó Sandoval. Los cuerpos fueron evacuados a la escuela rural La Cristalina y se busca llevarlos a Ocaña, donde Sandra Milena Bautista y otros familiares los esperan para el sepelio colectivo.

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"Queremos verlos y darles la despedida que se merecen", suplicó la angustiada mujer. Los muertos fueron Félix María Sanguino, de 50 años; Nali, de 45; Uriel, de 25; Numael, de 27; Álix María Sanguino Bautista, de 47; Zoraida Baca, de 23; Irene Botello, de 17 y Yerli Vanesa Sanguino, de 4 años.

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El Tiempo