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sábado, 3 de abril de 2010

El Via Crucis en el barrio zulima



Por los límites de la Urbanización Zulima, la comunidad católica de Nuestra Señora de Guadalupe, encabezada por el párroco Juan de Dios Gómez Gómez, concelebraron en procesión éste viernes santo en la mañana el Vía Crucis con las 14 estaciones del Señor en el día de su muerte.

En la procesión que por escasos metros se cruzó en Libertadores con la de Cristo Evangelizador de la Urbanización Niza, algunos feligreses al observar un pequeño incidente vial con dos motos recordaron que hace un año hubo otro accidente de un motorizado, ese sí con un joven herido al ignorar el pare el conductor de una camioneta.

Durante el recorrido por los bloques de edificios localizados en la Avenida Libertadores, aparecieron despreocupadas damas en pijama asomadas a las ventanas, un señor descamisado exhibiendo senda barriga, así como unos niños alborozados por el desfile de feligreses.

Quienes sí demostraron fervor verdadero, fueron un septuagenario postrado en una clásica silla de ruedas, con visibles huellas de agujas en sus deteriorados brazos, al igual que una joven llena de vigor y espíritu, pero anclada en una moderna silla de ruedas.

Los niños y jóvenes mostraron compostura, mientras en los tradicionales adultos del sector, participaron amas de casa y desde sencillos a encumbrados trabajadores, como talabarteros, ornamentadotes, educadores, profesionales y deportistas, entre otros, quienes este año apreciaron la construcción de un complejo de viviendas en la antigua Licorera, donde por cierto los urbanizadores se tomaron parte de las áreas públicas para construir y dejar material sin protección, ya denunciados ante las autoridades locales.

En la undécima estación, un fino perro pastor alemán jadeaba al pié de su amo, mientras metros adelante otros canes ladraron fuertemente al oír los rezos amplificados por dos cornetas que transportaron sin descanso alguno dos vecinos del sector, en un curioso diseño de reatas adosados al cuerpo para el sonido y sus cornetas, desde donde en cada estación se realizaron lecturas alusivas a la ocasión y reflexiones, mientras varios voluntarios se turnaban para llevar la cruz de madera que encabezaba la procesión.

Por la tarde, en el templo construido en honor a la Virgen de Guadalupe en 1982 y recientemente reformado, la liturgia detalló la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, seguido de la veneración a la Santa Cruz, y las siete palabras del Señor desde la Cruz, en una clara muestra de valores y tradiciones que reafirman la religiosidad y atractivo cultural y turístico de la capital nortesantandereana, complementado con las demás parroquias de Cúcuta.

Rafael Camperos Higuera
Comunicador Social, en formación, Universidad de Pamplona
San José de Cúcuta, 2 de abril 2010.


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