El impuesto de guerra o de patrimonio, que este 20 de julio será presentado por el Gobierno al Congreso dentro del proyecto de Reforma Tributaria, ha tenido una transformación o metamorfosis desde que el equipo económico del Ejecutivo empezó a ventilarlo públicamente. Su recorrido ha variado desde la cantidad de contribuyentes que serán afectados, hasta la base patrimonial del cobro, su duración y los compromisos jurídicos de las exenciones. Lo cierto es que será un tributo con cuatro incógnitas:
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