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domingo, 10 de mayo de 2009

La Trata de Personas en Norte de Santander


La Libertad, desperdiciada por muchos y tan anhelada por otros es sin duda la palabra que hoy se dibuja en los miles de labios colombianos que claman esta sensación como regalo divino o bendición sagrada a la cual tenemos derecho desde nuestra gestación.

Desde el Antiguo Testamento Dios quiso libre a su pueblo e intercedió para que así fuese, la Biblia así nos lo narra a cada paso. Claro ejemplo fue el de Moisés. Su lucha, guía y peregrinar en el desierto para finalmente conducir al pueblo Hebreo a la tan anhelada tierra prometida, se convirtió en fehaciente sinónimo de libertad.

En el transcurso de los años muchas luchas, tanto religiosas como políticas, se desataron a favor de la libertad de los pueblos. Pero gran sorpresa se estarán llevando estos santos hombres, combatientes espirituales y próceres de la patria al ver su lucha resquebrajada por la pesadilla de la esclavitud moderna.

El panorama mundial, nacional y regional así no lo demuestran, más de 3 mil compatriotas secuestrados, otros cuantos minimizados y aproximadamente, según las cifras comunicadas por la Organización de Naciones Unidas- ONU-, 40 mil personas comercializadas y explotadas hasta su último suspiro. Estos últimos son sin duda las víctimas de la trata de personas, crimen de lesa humanidad que no respeta raza, sexo, color y sobretodo edad.

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