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lunes, 9 de febrero de 2009

Día del Periodista: una celebración en medio de la reflexión


LA CELEBRACIÓN del Día del Periodista se produce en medio de una fuerte controversia entre el gobierno Uribe y varios sectores de los medios de comunicación en torno al papel de la prensa en el cubrimiento de noticias relacionadas con el conflicto armado y las gestiones humanitarias.

Si bien es cierto que no es la primera vez que este debate se produce en el país como tampoco durante el gobierno de la llamada Política de Seguridad Democrática, lo ocurrido alrededor de los tres eventos de la semana pasada en que fueron liberados dos dirigentes políticos y cuatro integrantes de la Fuerza Pública secuestrados por las Farc, generó una controversia de marca mayor.

Son tres los hechos puntuales que tienen en el ojo del huracán el papel de la prensa frente al conflicto armado y la manera en que el gobierno Uribe califica algunas actitudes de los comunicadores.

De un lado está toda la polémica que surgió por la actuación del periodista Jorge Enrique Botero como miembro de la comisión de garantes para el primer acto de liberación –tres policías y un soldado- de secuestrados.

Aunque el comunicador tenía una misión humanitaria, llevó cámaras de video y fotografía porque está realizando un documental, y precisamente con ellas dice haber grabado los momentos de tensión que se vivieron cuando hubo los sobrevuelos militares en la zona en donde las Farc estaban entregando a los plagiados.

El segundo caso tiene que ver con el periodista Hollman Morris, quien ya se encontraba en el sitio de entrega de los secuestrados cuando arribó el helicóptero brasileño, los garantes civiles -entre ellos Botero- y los delegados de la Cruz Roja Internacional que iban a recoger a los uniformados que serían liberados.

La controversia no sólo se generó por la presencia allí de Morris, al frente de un equipo periodístico de la prensa francesa, sino por las entrevistas que éste habría realizado a los uniformados pese a que todavía estaban en poder de la guerrilla y obviamente bajo su coacción armada y sicológica.

Luego vendría un tercer capítulo de la polémica, cuando el comunicador y su equipo fueron interceptados por personal del Ejército que, según el periodista, le quería decomisar el material periodístico filmado en el acto de liberación.

El tercer caso tiene que ver con las confesiones que, ya libres, hicieron los uniformados. Varios de ellos indicaron que la guerrilla tenía pensando atentar contra medios de comunicación y periodistas que critican duramente el accionar subversivo.

A la par, el soldado reveló que las Farc lo habían obligado a mentir en una prueba de supervivencia, al “libretearle” un mensaje en torno a que había visto en cautiverio al niño Emmanuel, el hijo que tuvo Clara Rojas durante su secuestro.


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