Hace 60 años asesinaron al Caudillo Jorge Eliecer Gaitán

Sesenta años después del magnicidio de Jorge Eliécer Gaitán, Colombia todavía se pregunta quién mandó matar al caudillo liberal. Interrogante que jamás obtendrá una respuesta satisfactoria, puesto que el autor del crimen, Juan Roa Sierra, una vez cometido el asesinato, fue ajusticiado por las turbas enardecidas y sedientas de venganza.

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Si el ejecutor obró a instancias de terceras personas, nunca será posible descubrir la intriga, si es que la hubo, ni quienes pudieron ser sus inspiradores.

A pesar de las tinieblas, subsisten hipótesis que apuntan hacia distintos sectores de la vida política nacional.

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Las teorías alrededor de la conspiración antigaitanista señalan tanto a la extrema izquierda como a la extrema derecha, e incluso, alguna responsabilizan a la CIA como instigadora del trágico episodio del Bogotazo.

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Atentado comunista

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El primer acusado por la muerte de Gaitán fue el incipiente Partido Comunista de Colombia, que con apenas 20 años de fundado, resultó señalado por un sector de la opinión pública, que pretendía endilgarle el crimen.

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Las bases de esa tesis estaban en que al eliminar al líder de los cambios sociales, entonces sería inminente la revolución absoluta y definitiva.

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La minoría, acechada por los partidos tradicionales, contó con la defensa de Álvaro Pío Valencia, hermano de Guillermo León Valencia, quien gobernaría al país de 1962 a 1966.

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Militante del Partido Comunista, Álvaro Pío publicó un sustentado artículo en el cual desvirtuaba las supuestas causas de los revolucionarios para matar al jefe liberal.

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Entre otras razones, Valencia alegaba coincidencias entre las fórmulas gaitanistas, muy cercanas al socialismo, y las propuestas del partido de Marx y Engels.

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La presencia por esos días de Fidel Castro en Bogotá, quien tenía una reunión pendiente con el líder político, ha contribuido a alimentar la leyenda del atentado comunista.

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Pistolas conservadoras

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Desgastado el señalamiento al comunismo, el Partido Conservador fue el siguiente “chivo expiatorio”.

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Varias órbitas del Partido Liberal basaban sus sospechas en que al conservatismo le convenía la desaparición de Gaitán para no perder el poder. Igualmente, el encono verbal e ideológico entre Jorge Eliécer y Laureano Gómez, jefe del Partido Conservador, no sólo era memorable, sino que en la provincia y en los campos tenía repercusiones fatales.

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Las acusaciones liberales decían que como dos meses antes del magnicidio Gaitán había celebrado la multitudinaria marcha por la paz, y en la oración había pedido al presidente Ospina que abandonara la violencia como método político, entonces a los conservadores le sobraban razones para quitar de en medio a su adversario.

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Pero los acontecimientos de finales de los años 40 muestran otra cosa. Ospina conformó un gabinete de unidad nacional. Con lo cual se reconocía la influencia del gaitanismo.

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Odios liberales

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Pero los más duros debates del caudillo se habían enfilado contra su propio partido, por lo cual las sospechas más fuertes pesan todavía sobre el liberalismo.

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La agitación del tema agrario, su radicalismo en contra de los terratenientes y su postura no precisamente sectaria, habían distanciado a Gaitán de las filas rojas.

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Al regresar a los brazos liberales, Gaitán conquistó resonantes triunfos y ocupó altos cargos, como la Alcaldía de Bogotá.

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Tras sus feroces ataques contra la oligarquía liberal, el oficialismo del trapo rojo, encabezado por Eduardo Santos y Darío Echandía, sufrió una escandalosa derrota parlamentaria, hecho que le permitiría llegar a la dirección liberal.

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Las envidias y la ausencia genealógica que lo emparentara con la oligarquía que enfrentaba, pudieron haber firmado su sentencia de muerte.

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En sus propias palabras

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"Respondo por el Partido Liberal y no fue un crimen de partido. Y es una idiotez pensar que fue un crimen de Estado". Carlos Lleras de la Fuente, ex constituyente..

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"Scotland Yard no pudo llegar a una conclusión. Los magnicidios, como el de Kennedy y Álvaro Gómez se quedan así". Otto Morales Benítez, ex ministro.

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Los últimos momentos de Gaitán

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Al resultar herido, los curiosos del lugar y admiradores de Gaitán lo socorrieron con un vaso de agua. Sin saber que su acto de clemencia podría ser fatal.

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Dar de beber agua a las víctimas inconscientes o en estado de estupor profundo puede ocasionar broncoaspiración -ingreso de líquidos o sólidos a las cavidades pulmonares- pudiendo sobrevenir la muerte por obstrucción de las vías respiratorias.

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El cuerpo de Gaitán, en estado de shock, fue recibido por los médicos en una sala de cirugía de la Clínica Central de Bogotá.

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La hemorragia producida por las heridas ocasionó hipovolemia (bajo volumen de sangre), que generó pérdida del pulso cardiaco, descenso de la actividad respiratoria y de las contracciones cardiacas.

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Jorge Eliécer Gaitán falleció a causa de tres impactos de bala.

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El pensamiento del hombre que fue un pueblo Al llegar la fecha del 60 aniversario del asesinato del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán, en Bogotá, varios sectores de la opinión pública recuerdan el pensamiento político del hombre que quiso ser un pueblo.

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Hoy en día Gaitán es aún identificado como orador extraordinario, fuera de serie (así lo demuestran las grabaciones radiales de entonces), pero también hay quienes aseguran que fue un demagogo, carente del ideario propio de los grandes líderes políticos y, sobre todo, de los estadistas, entre quienes muy pocos osarían incluirlo.

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No obstante, para la mayoría de analistas esa imagen popular del tribuno es errada, nada acorde con lo que él fue en realidad: un ideólogo, un hombre comprometido con ideales democráticos, inspirados en la búsqueda de una auténtica democracia económica y social en nuestro país y en los distintos países latinoamericanos.

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De acuerdo con lo expresado por expertos, Gaitán era un verdadero demócrata, lejos de ser amigo de los regímenes totalitarios, fueran de izquierda o de derecha.

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Por ello, aseveran, enfrentaba por igual al comunismo y al nazismo o fascismo, ideologías que entonces pretendieron dominar al mundo y dar al traste con las libertades democráticas.

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En el aspecto político, Gaitán era socialista, pero con respeto a la democracia liberal. Así pues, especialistas y estudiosos de la vida del caudillo colombiano coinciden en denominarlo un socialdemócrata que se enfrentó por igual a gobiernos y a oligarquías que, para él, interrumpirían la utopía de paz y democracia con la que soñó antes de morir.

Colprensa