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La leyenda futbolística de este joven lateral comenzó en la Escuela de fútbol Quinta Oriental, de Villa del Rosario (Nte. de Santander) por el licenciado Elkin Omar Uribe Cortés, su descubridor.
En la población situada a 15 minutos de Cúcuta, en la zona fronteriza con Venezuela, Bustos empezó a desarrollar sus cualidades futbolísticas y el gusto por patear tiros libres y ejecutar disparos de media distancia.
"Al que le van a dar le guardan y así le pasó a Rubén", dice el profesor Uribe, quien cuenta que la infancia del lateral derecho estuvo enmarcada por la falta de dinero. "A veces yo lo llevaba hasta su casa, en el barrio La Parada, cuando no tenía ni para el pasaje", recuerda, mientras cuenta que Rubén era, en la escuela de fútbol, el que cobraba todo y el capitán.
Pero Uribe se refiere principalmente a la llegada de Bustos al América, equipo al que llegó por intermedio de Gustavo Moreno Arango, quien compró sus derechos en 1'000.000 de pesos. En la primera C lo recibió Jaime de la Pava y desde ahí empezó a escalar peldaños hasta llegar a ser titular indiscutible en la profesional.
Sin embargo, su llegada al América tuvo un molesto tropiezo. Es bien recordada la historia del supuesto soplo en el corazón que afectaba su rendimiento, según el cuerpo médico del equipo 'escarlata', por lo que ordenaron devolverlo a su ciudad de origen. Los entrenadores y mentores de Rubén Darío pidieron una segunda prueba: no había tal problema. Fue un montaje para no recibirlo. Por ese episodio, el jugador es hoy conocido en Cali como el 'Soplo'.
Su ídolo de infancia es Faustino Asprilla. De él copió la costumbre de llevar la camisa por fuera y el caminado.
A pesar de su niñez llena de necesidades, es agradecido con su tierra. El próximo 3 de diciembre entregará una camiseta autografiada del Gremio de Brasil, su club actual, para que sea rifada y los niños de la Quinta Oriental vayan a un torneo internacional, como él cuando era niño.
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