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Hace un mes Róbinson Zapata, el ex arquero campeón con el Cúcuta y el mejor futbolista del pasado torneo Apertura, según EL TIEMPO, terminaba una caminata bajo el intenso frío de Bucarest, la capital de Rumania, cuando un milagro se le apareció de frente: en la vitrina de un viejo supermercado, vio unas pequeñas cajas con una marca que le cambió la vida en los cuatro meses que lleva en Rumania: 'Made in Colombia'. Eran bananos y pulpa de maracuyá.
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"Fue maravilloso. Acá no hay esas frutas y volverlas a probar fue un milagro", contó el arquero. "Acá no hay variedad de frutas y de los fríjoles ni hablar. Se come muchos quesos de todos los colores y sabores; jamones, salami y pizza, pues la comida italiana es bastante fuerte acá. También carne y ensaladas", agrega.
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A sus 27 años de vida, el actual arquero del Steaua Bucarest vive una vida de contrastes: está feliz por jugar en Europa, pero debe aprender una cultura distinta y, de paso, soportar las burlas de sus compañeros por los triunfos de Rumania sobre Colombia en los mundiales de E.U.-94 y Francia-98.
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Para colmo, el técnico del equipo era, hasta el fin de semana pasado, George Hagi, quien le hizo un golazo a Colombia en E.U.-94 y el asistente, Adrián Illie, quien anotó el 1-0 en Francia-98.
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'Culebrones', una bendición
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Zapata vive en Plaza Oniri, un barrio cercano al centro de Bucarest, rodeado de fuentes de agua y pequeños centros comerciales. Su esposa, Celsy Álvarez, una cartagenera con la que se casó hace más de un año, viajó con él para acompañarlo en su experiencia europea.
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"Del entrenamiento llego a la casa y nos vamos a caminar por el barrio. Hay un centro comercial cercano y salimos de vez en cuando con los compañeros", dice Zapata mientras da gracias a Dios por otro milagro: un canal latino de novelas. "Transmiten novelas venezolanas y argentinas. Ya están anunciando algunas colombianas y eso ayuda para no sentirse tan lejos de casa", asegura.
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Cuenta que la cultura rumana y su historia dictatorial ya la tiene aprendida por la gran cantidad de museos que abundan allí. Le encanta recorrer el Museo Nacional de Historia, el Palacio de Correos, así como la Avenida Kisseleff, más larga que los Campos Elisios de París.
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"Uno de mis favoritos es el Palacio del Parlamento que tiene seis mil habitaciones y es el más grande después del Pentágono", explica.
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